Interpretación del Código

Mid

27/Sep/2017

En el corazón del código se encuentra un pasaje que todo jedi aprende. Contiene todos los misterios y revelaciones del estilo de vida jedi. Todos conocen ese fragmento de memoria, aunque su interpretación sea muy personal.

 

No hay emoción, hay paz.

Los sentimientos rigen la vida de las personas. El enfado, la tristeza, el miedo y la alegría auguran, todas ellas, reacciones previsibles. Los jedi deben aprender a controlar sus sentimientos, sin tener que reaccionar ante ellos. A los jóvenes padawan se les enseña que sus sentimientos son, en estado primario, una orden gritada a su ser superior. La mayoría de la gente cumple estas órdenes sin pensar, pero los jedi experimentados saben mantenerse firmes ante ellas. Esto no significa que sean insensibles o fríos; sienten tanto como cualquier otra persona, pero gozan de la libertad de no someterse al poder de sus sentimientos primarios o emociones.

La naturaleza de la paz es una de las metas básicas del aprendizaje jedi. A los jedi se les enseña que la paz no consiste en una mera ausencia de ruido, sino en un estado de ánimo receptivo. El código alecciona para encontrarla incluso en el fragor del combate. Tampoco se trata de un estado pasivo, sino de uno de escucha constante. Mediante el entrenamiento para lograr dicho estado de aprendizaje constante, los jedi se mantienen receptivos a nuevas revelaciones e ideas iluminadoras. En paz, mejoran su capacidad de lograr la unidad con la Fuerza.

Si se unen las dos proposiciones de la oración, las palabras significan (en un nivel básico) que las emociones son una motivación muy poderosa que debe superarse para seguir por la senda más sabia y potente, que se encuentra en la paz, que se encuentra en la Fuerza.

 

No hay ignorancia, hay conocimiento

A partir de la sabiduría de la primera proposición, la segunda expone lo que un jedi puede descubrir en paz. No se refiere únicamente a lo que se puede aprender en los libros, aunque esta interpretación sea válida. Se trata de auto conocimiento, y la ignorancia de la que habla es la tendencia de la gente a autodefinirse de manera superficial. Aceptar las etiquetas como la verdad absoluta es una forma de ignorancia que impide asimilar el saber auténtico. Si se toman por verdaderas estas etiquetas, uno no se descubrirá a sí mismo.

De todo ello se concluye que con “conocimiento” se hace referencia al verdadero ser. Los jedi aprenden que sólo están limitados por el concepto propio de lo que pueden llegar a ser. Dado que la Fuerza está más allá de todo conocimiento, lo seres vivos son meros reflejos de esta entidad infinita, también deben de estar más allá de nuestra comprensión. Los jedi adoptan una mentalidad abierta ante los misterios infinitos que conlleva la existencia.

 

No hay pasión, hay serenidad

La pasión es la última manifestación de la voluntad de un ser. Si una persona alimenta la pasión, se concentra en conseguir lo que quiere, a cualquier precio. Las pasiones ciegan a la persona ante las consecuencias de palabras y acciones, y bloquean la comunicación con la Fuerza. La expresión “sentir pasión por algo” implica una fijación sobre ese algo. Pese a que muchos admiran esta cualidad, para los jedi no es más que una fijación en una cosa, y ¿por qué obcecarse con una cosa cuando hay infinidad de ellas en el universo?

Para los jedi, la comprensión de la naturaleza de las pasiones es una invitación a alcanzar la serenidad, que puede considerarse la pasión contraria; la ausencia de voluntad. Quien mantiene la calma puede aceptar la realidad tal y como es, en vez de amargarse o apasionarse por cambiar algo en particular.

Esto confunde a muchos jóvenes padawan que creen que los jedi deben lograr que las cosas mejoren. De hecho, los jedi ya marcan la diferencia para bien pero si se dejan llevar por la pasión caerán en el reverso tenebroso. Los jedi asimilarán las maneras de mejorar la galaxia sólo si la aceptan tal y como es. Al estar en paz, se convierten en una manifestación de la Fuerza, que lleva a cabo su voluntad sin obnubilarse con el deseo.

 

No existe caos, existe armonía

Este precepto refleja la cosmología de la orden jedi, quienes consideran que los seres no iniciados ven el universo como un lugar caótico y desconectado. Un jedi se da cuenta de que todas las cosas están interconectadas y, más importante aún, son independientes, es un ciclo interminable de equilibrio. Mientras que un ser no iniciado ve el dolor y la tragedia en el funcionamiento del universo, a través de la fuerza, un jedi es capaz de interpretar y entender incluso el más doloroso de los acontecimientos de la vida. Cada evento tiene un propósito. Como el Gran Maestro Jedi Yoda dijo a Anakin Skywalker una vez, «La muerte es una parte natural de la vida». Inconvenientes menores como fracaso, decepción y desacuerdo también son inevitables y deben tomarse con calma. Los jedi no niegan el hecho de que sucedan cosas trágicas y terribles; simplemente señalan que la tragedia es, sencillamente, otra parte de la vida. Esto lleva también a una visión realista, equilibrada y objetiva de la existencia.

 

No hay muerte. Esta la Fuerza

Esta oración conforma el clímax del fragmento, la conclusión definitiva a la que aspiran los jedi. En un nivel básico muestra que los seres no desaparecen al perder su encarnación actual, sino que forman un todo con la Fuerza. No obstante, cuando un jedi experimenta la certeza de esta afirmación, descubre una serie casi ilimitada de significados.

La frase muestra cómo un jedi puede utilizar el concepto de la muerte para acercarse a la Fuerza. Los maestros enseñan a sus discípulos que con la muerte del ser se abren más a la Fuerza. Los jedi deben carecer de ego, aprender a basar sus juicios en la contemplación de la Fuerza, y a trabajar para que se cumpla su voluntad. En este sentido, se acepta la muerte como un proceso de iluminación que los jedi ponen en práctica a lo largo de toda su vida.

La frase “no existe la muerte” significa que los jedi han de re-formular su concepto sobre ésta, a la que aprenden a ver como un medio para acceder a la Fuerza, no como algo a lo que haya que temer.